Aunque no estaba en sus planes iniciales estudiar en SENATI, Edwin Castro, Gerente Comercial de Hersil, cuenta que su paso por nuestras aulas le dejó una gran lección que sería clave en su exitosa carrera: “sin disciplina no puedes alcanzar nada”.

Las cosas suceden por algo”, remarca Edwin Castro, gerente comercial de Hersil. Y es que, en todos sus años de carrera, el destino le ha tenido preparado planes distintos a los que él tenía pensados. El primer giro
en su historia sucedió al salir del colegio. En ese momento su deseo era ser aviador y la vía para alcanzar ese sueño era ingresar a las Fuerzas Armadas. Pero no lo admitieron. Abatido, Castro supo que debía estudiar otra carrera. Pero, ¿cuál? Esa era la gran pregunta.


Un año antes de terminar sus estudios escolares había perdido a su padre y la situación económica de su familia no le permitía postular a una universidad privada. Pero tampoco un centro de estudios estatal era una opción: era la década de los ochenta y el escenario político y social era complicado. En medio de esta disyuntiva, una visita le daría a Castro las respuestas que necesitaba. “Un día fui a ver a un primo, quien estaba por terminar sus estudios en SENATI. En medio de la conversación, le comenté que me gustaban los motores, un hobby que había heredado de mi papá. Y él me convenció de estudiar en SENATI.”, recuerda Castro.


Gracias a un amigo de su padre, obtuvo el auspicio de la empresa Papelera Peruana, lo cual le ayudó a postular a SENATI. A su corta edad, comenzó a estudiar la carrera de mantenimiento de motores diésel. “Cuando entré a SENATI me encantó porque todo era práctico. No era como otros lugares donde todo es teórico. Aquí tenías que meterte a arreglar un carro y a los 16 ó 17 años eso es espectacular”, remarca.


Pero Castro no solo aprendía en las aulas, también fuera de ellas. Todos los días tenía que salir de su casa en Chaclacayo a las 5 de la mañana para llegar a sus clases a las 7 am en Independencia. “Tenía que tomar dos carros. Era un viaje interprovincial. Me quedaba en las tardes en SENATI. Durante todo ese tiempo mi almuerzo fue un pan con plátano. No tenía dinero”, recuerda.}

Edwin Castro, Gerente de Hersil.


APLICAR LO APRENDIDO
Cuando terminó la carrera, postuló a una plaza de practicante en una mcoope rativa productora de té, que necesitaba un especialista en motores diésel. Esta experiencia lo llevó a la selva. Alejado de la ciudad, Castro no tuvo problemas en adaptarse a su nuevo trabajo. En este proceso, fue clave lo que había aprendido en las aulas de nuestra institución.


“El principal valor que obtuve de SENATI fue aprender a valerme solo. Salí de mi casa a los 18 años y nunca más regrese a ser mantenido por mi mamá, quien no lo podía hacer. SENATI me enseñó a romperme el alma, porque si no lo hacía no iba a poder vivir”, sostiene. En esa línea, Castro remarca que la diferencia de SENATI es que sus estudiantes reciben una enseñanza superior con disciplina.


“SENATI me ayudó a entender que si no era disciplinado en mi casa y mis
estudios, no iba a poder hacer nada en mi vida. Eso es algo invalorable”, puntualiza. Al regresar a Lima, el ejecutivo ingresó a trabajar en la constructora VillaSol. Aunque en un primer momento laboraba en
los talleres que la empresa tenía en la capital, quería regresar al interior. Así, estuvo en las operaciones de la firma en Jaén, Piura, Chimbote y Chiclayo. En esta última se presentó la oportunidad de trabajar dentro
del área logística. Nuevamente, el destino le cambió los planes.


“Desde esa oficina me encargaba de hacer las compras para las obras que tenía Dla constructora en la zona. Es ahí donde mi historia da un mayor giro: me meto a trabajar a un banco, fui papá y me vinculé a la industria farmacéutica”, explica. En los últimos treinta años, Edwin Castro ha
pasado por las empresas más importantes del sector farmacéutico, siempre en el área comercial. Hace cinco años, asumió el reto de ser Gerente Comercial en Hersil.


En esta posición, el ejecutivo está a cargo de la comercialización de los productos de la firma peruana, con un equipo de más de 200 personas a nivel nacional. Si bien actualmente se desempeña en un rubro totalmente distinto al que estudió en SENATI, Castro remarca que todo lo que aprendió en nuestras aulas siempre estuvo presente en su carrera. “SENATI fue el lugar donde pude desarrollarme, por eso lo recuerdo con cariño”, explica.

Ese sentimiento lo traslada hoy a su equipo. Y es que, nuevamente, el destino lo ha acercado a SENATI: Hersil es una empresa aportante de la institución. “Recibimos a sus practicantes y nuestros colaboradores siguen cursos en sus aulas. Siempre los estoy motivando a que estudien ahí, contándoles mi experiencia. Y aunque el SENATI en el que yo estudié no es el mismo de ahora, que es altamente tecnológico, con más carreras y sedes, la calidad educativa sigue siendo la misma. Me siento muy orgulloso de haber estudiado en la institución”, remarca.

Te puede interesar

Suscríbete aquí