Las claves del éxito de Bertha Uribe, la egresada de la carrera de panificador industrial de SENATI que hoy destaca en el mundo culinario y brinda asesoría a los mejores restaurantes del Perú como: como Astrid y Gastón, Mayta, entre otros,

“Suena utópico, pero desde muy joven siempre quise poner en la vista del mundo los insumos oriundos de nuestro país.”, recuerda Bertha Uribe, propietaria del taller de panadería experimental Panicomio, y una talentosa panadera senatina. Pero llegar al punto en el que está no fue fácil. Al salir del colegio, en su natal Áncash, Uribe viajó a Lima, donde comenzó a trabajar en un proyecto para llevar ayuda a poblaciones necesitadas. Esta experiencia marcaría para siempre su vida.

“Llevábamos ropa, útiles y víveres a estas familias, pero sentía que debía hacer algo más para ayudar a estas personas a generar mayores ingresos económicos”, remarca. Entonces, una pregunta comenzó a rondar su cabeza: ¿cómo podría hacerlo? En ese momento, Bertha decidió que tenía que estudiar algo. Consideró que debía ser una carrera corta que se ajustara a sus ahorros y le permitiera ayudar a otros. “En aquel momento estaba trabajando en una cabina de internet atendiendo al público, pero era una empresa informal y la paga no era buena. No podía ahorrar mucho”, recuerda.

Camino al Emprendimiento

Estudió y hasta trabajó en el mundo de la bisutería, pero no la convenció, sentía que algo faltaba en su vida. Indecisa, Bertha pidió consejos a su mamá, quien la animó a estudiar cocina o panadería en SENATI. Desde muy pequeña le había atraído la pastelería. Empezó a investigar sobre la carrera y quedó convencida de que ese era el camino correcto.

“En ese momento se había desatado el ‘boom’ de la gastronomía. Vi que no solo crecían los restaurantes, también los agricultores y otros actores de la cadena, quienes por muchos años no habían tenido oportunidades. Era gente ayudando a más gente. Eso hizo que me decidiera a estudiar. Porque estaba formando parte de algo aún más grande”, explica.

Es así que, de toda la oferta que encontró, apostó por Senati. “Por su prestigio y el éxito de sus egresados, supe rápidamente que Senati sería el lugar donde estudiaría, y no me arrepentí. Además, cumplía con lo que yo estaba buscando, que era una carrera completa, en corto tiempo y a precios accesibles.”, señala.

 El interés por siempre aprender más la llevaba a investigar constantemente. Recuerda que los instructores de SENATI siempre le brindaban todo el apoyo. «Estaban dispuestos a resolver mis dudas y a empujarme a continuar con mis sueños. Eso fue un factor definitorio en mi desarrollo profesional.», rememora.

Una de las anécdotas que recuerda con mayor cariño de su paso por las aulas senatinas fue que la institución tecnológica había realizado la feria de panificación Munaypan. Entre los invitados al evento destacaban diversos panaderos reconocidos. Uno de ellos fue Renzo Peralta, maestro panadero y famoso chef peruano quien la invitó -junto a otros compañeros- a postular a un taller que iba a dictar.

“Cuando terminó el curso nos propuso trabajar con él. Parece una historia casi de fantasía, pero realmente pasó y fue lo que comenzó a dirigir mi futuro profesional”, cuenta.

Experiencia Laboral

En los siguientes años, Bertha viviría experiencias que la ayudarían a conocer la panadería artesanal y saber que -por fin- estaba en el camino correcto, para ayudar a los demás haciendo lo que le gustaba. Asegura que su aprendizaje en Senati fue la base sobre la que pudo construir este camino.

Algunos meses después, comenzó a trabajar en varios restaurantes, incluso, llegó al mundialmente famoso Central de Virgilio Martínez como encargada del área de panadería.

“Luego de la entrevista de trabajo en el restaurante de Virgilio me di cuenta que tenían un concepto distinto y me gustó porque sentí que era un lugar para aprender”, acota. Durante el año que estuvo trabajando en el famoso central culinario aprendió mucho de la panadería artesanal y de investigación del trabajo con insumos peruanos.

Tras esta experiencia, inició su labor como consultora en grandes restaurantes como Astrid y Gastón, Mayta, entre otros. “Los asesoraba en la selección de insumos personalizados para cada tipo de pan, apoyaba con recetas para incrementar sus nutrientes y combinar elementos oriundos del país. Toda esa experiencia la gané gracias al trabajo constante con grandes maestros culinarios del país y las sólidas bases recibidas en SENATI”, explica Uribe.

En medio de ese trabajo, recibió una noticia: había ganado una beca para estudiar en el reconocido The Loaf, panadería artesanal en San Sebastián, España. De regreso al Perú realizó consultorías con su marca Panicomio a diversas empresas. Es así que, en la actualidad, Bertha parte su tiempo entre su labor como asesora y dando talleres a jóvenes emprendedores que desean abrir negocios y brindar nutrición a sus comunidades.        

“Para mí no hay nada más enriquecedor que poder compartir todo lo que he aprendido, mis secretos e investigación, con personas que desean salir adelante y hacer del pan un vehículo de nutrición para sus ciudades y localidades. Esa experiencia es invaluable”, resalta Uribe.

Esta joven profesional formada en SENATI también da clases de panadería artesanal en Urban Kitchen y tiene su propio negocio el cual se encuentra en constante crecimiento dentro de la industria panificadora peruana. Pero las metas de Bertha no se quedan ahí y le gustaría captar a jóvenes para junto a ellos emprender un nuevo proyecto de venta a domicilio de pan artesanal y otros productos con insumos innovadores.

Quiere devolver todo lo que ha aprendido a la sociedad ¿Un local para su negocio llamado Panicomio? Este es un sueño que planea lograr de aquí a tres años y que asegura simbolizará un hito de muchos más, que con esfuerzo y dedicación continuará forjando a lo largo de su vida.

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