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Minuciosos estudios realizados por instituciones locales y multinacionales han evidenciado una alarmante situación: en diversas partes del país se consume agua con altos niveles de arsénico, un elemento altamente tóxico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado hace varios años que la prolongada exposición al arsénico a través del consumo de agua puede causar cáncer, lesiones cutáneas, problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes.

Por ello, la entidad ha establecido que el máximo nivel de arsénico permitido en el agua sea de 0.01 miligramos por litro(mg/l), pero en el Perú ese estándar es prácticamente letra muerta. Incluso existe una cláusula de excepción que autoriza el consumo de agua hasta con 0.05 mg/l de arsénico, aunque hay lugares, de acuerdo a información del Centro de Tecnologías Ambientales (CTA) de SENATI, donde se ha registrado niveles de hasta 2.0 mg/l.

Conscientes de este latente problema, dos senatinos que egresaron el año pasado de la carrera Tecnologías Ambientales, que se imparte en el CTA, desarrollaron un proyecto de innovación orientado a buscar una forma de disminuir el arsénico en el agua y los resultados han sido promisorios. 

Anderson Pacahuala y Alexandra Ccota, bajo la asesoría de la bióloga Mariela Romero, fueron los responsables de esta investigación que fue enviada al concurso de proyectos de innovación y desarrollo tecnológico de la Feria Tecnológica Virtual FETEPS, organizada por el Centro Paula Souza (Brasil), y que obtuvo el tercer lugar en la categoría Medioambiente, imponiéndose a trabajos de Latinoamérica y países de Europa.

Este logro es digno de destacar si se considera el nivel de exigencia de esta feria que valora, principalmente, la utilidad y creatividad de todos los trabajos que entran en contienda.

EL PROYECTO

Inicialmente los jóvenes buscaban desarrollar su trabajo empleando el carbón activo, que actúa como un absorbente del arsénico, pero por diversos motivos terminaron empleando un elemento natural: las hojas y corteza de la Moringa Oleífera, un árbol originario del norte de India que crece prácticamente en todo tipo de suelo. Además de tener una larga lista de vitaminas y minerales, la moringa tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y cicatrizantes, sin contar que es usada en tratamientos para controlar la diabetes, la hipertensión, las úlceras y dolores diversos.

Pues bien, la Moringa fue introducida al país años atrás, pero no por sus propiedades naturales sino para ornamentar parques y jardines. No obstante, los estudios realizados a esta planta, principalmente en México y Estados Unidos, sí fueron revisados con gran interés por parte de los investigadores locales. 

Esas investigaciones fueron recopiladas por los jóvenes senatinos que buscaban una sólida base científica para llevar a cabo el experimento.

“En México hay una tesis que solo había estudiado las hojas (de la Moringa)”, comenta Mariela Romero. Pero la investigación peruana abarcó a las hojas, los tallos (corteza) y la combinación de ambos. Todas las pruebas culminaron con buenos resultados.

MUESTRAS CONCENTRACIÓN HOJA % DE REMOCIÓN CORTEZA % DE REMOCIÓN HOJA + CORTEZA % DE REMOCIÓN
A (0.1ppm)-antes 0.1 ppm 50% 0.1ppm 50% 0.1ppm 50%
  (0.1ppm)-después 0.05 Ppm 0.05 ppm 0.05 ppm
B (0.5 ppm)-antes 0.5 ppm 80% 0.5 ppm 60% 0.5 ppm 60%
  (0.5 ppm)-después 0.1 ppm 0.2 ppm 0.2 ppm
C (2.0 ppm)-antes 2.0 ppm 90% 2.0 ppm 95% 2.0 ppm 95%
  (2.0 ppm)-después 0.2 ppm 0.1 ppm 0.1 ppm

 

EL PROCEDIMIENTO Y LOS RESULTADOS

La Moringa fue pulverizada con el uso de morteros y tras un proceso de secado con hornos especiales. El producto, un polvillo color verde oscuro y marrón, fue disuelto en agua sintética con alta concentración de arsénico que fue mezclada a gran velocidad por un prolongado tiempo. Esa solución, posteriormente, se puso en reposo para luego ser filtrada con finos coladores. Una vez culminada toda la operación, se volvió a evaluar el nivel de concentración del metal en el agua.

“Se obtuvo un mejor resultado con la combinación (de hojas y corteza). Se removió más del 90% del arsénico”, destaca Alexandra Ccota. Las pruebas con hojas y corteza por separado también fueron un éxito registrándose un nivel de remoción del indeseado metal no menor al 50%.

UN ABANICO DE POSIBILIDADES

Tomando como base la investigación de los senatinos, el siguiente paso es repetir el proceso con muestras obtenidas directamente de ríos y lagunas. Si los resultados son similares a los del proyecto de innovación se podrá utilizar este innovador método de adsorción de diversas formas.

“Si todo sale bien se puede hablar de una innovación que salió de SENATI”, señala Romero quien recuerda que durante las inundaciones causadas por El Niño costero se cortó el suministro de agua potable en diversas localidades, lo que las obligó a tomar el recurso de fuentes contaminadas con arsénico y otros metales. 

Con esta innovación se podría aminorar los niveles del metal empleando un recurso natural y de fácil acceso. Prácticamente todas las instituciones científicas aseguran que fenómenos como El Niño costero se repetirán con mayor frecuencia en el futuro, por ello es necesario contar con soluciones que permitan atender y normalizar suministros estratégicos como el agua, y esta investigación es una eficiente forma de lograrlo.

Pero el proyecto también representa una potencial y muy útil herramienta para tratar aguas residuales de la industria minera, agrícola (por los pesticidas) y las que tienen presencia del metal de forma natural.

Son diversos los casos en que las comunidades han arremetido contra las empresas mineras acusándolas de contaminar el agua con este metal cuando su presencia tiene un origen natural. Al fin y al cabo, el problema existe y este estudio puede ser una solución. En suma, son numerosas las aplicaciones que se le puede dar a esta innovación en beneficio de instituciones privadas y públicas. 

El afán por promover la investigación y la generación de innovaciones está inmerso en el ADN de SENATI. Por ello todos sus alumnos antes de egresar deben desarrollar un proyecto como el que realizó Pacahuala y Ccota. Si no lo hacen simplemente no pueden obtener el título con el que se abrirán camino en el mundo laboral. 

En el CTA el énfasis está puesto en el desarrollo de proyectos que aborden y brinden soluciones a la problemática ambiental. Esto se ve favorecido por los modernos y amplios laboratorios implementados en el centro, los cuales, junto a la formación y asesoría de los instructores, constituyen un espacio ideal para que la creatividad fluya y se plasme en soluciones para la industria. 

El tercer puesto que obtuvo la investigación en una feria tan importante como FETEPS, comprueba que el camino trazado por el CTA es el correcto y eleva las expectativas en los proyectos que se gestan y se gestarán en sus aulas y laboratorios.

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