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Cuando Peter Henningsen (45) tenía solo 15 años, estaba convencido de que quería estudiar en SENATI. Nuestro sistema dual y la práctica inmediata con maquinarias había llamado poderosamente su atención. Hoy, este senatino, egresado de la carrera Mecánico de Máquinas Herramientas, es el principal creador y promotor de skate parks en el Perú. Su legado de deporte y arquitectura ha roto fronteras expandiéndose, incluso, a otros países de Latinoamérica. Para él, gran parte de su éxito se lo debe a nuestra institución que le “sentó sólidas bases para desempeñarse casi en cualquier área práctica”, según nos cuenta.

Son las 4:30 de la tarde de un miércoles y Peter nos recibe en su amplia oficina ubicada en el corazón de Chacarilla. Nos abre sus puertas de vidrio y un gigantesco escritorio brillante se impone en el medio. “Adelante, los de mi alma mater siempre son bienvenidos”, nos dice entre risas. Peter trabaja a tiempo completo en la empresa Peter Henningsen SAC, la cual fue fundada por su padre hace 35 años y se dedica a la representación de empresas internacionales proveedoras de todo tipo de insumos y maquinaria para la industria del envase y el embalaje en general . Sin embargo, Peter, siempre encuentra un “huequito” en su agitada agenda para explorar su mayor pasión, la cual, hoy, se ha convertido en una de sus principales actividades de  responsabilidad social e ingresos colateral, la creación de skate parks en todo lo largo y ancho del país.

Desde Tacna hasta  el  cerro  San  Cosme en lima y el norte y sierra del pais. Ahora estoy  incursionando en Ecuador, Colombia y  Bolivia. Es mi pasión y lo haré hasta el día que  me muera” dice Peter, mientras nos muestra el plano de un skate Park  que  se  construiría pronto  en  Barranco.

Nacido en el seno de una familia limeña, el amor por la mecánica y los deportes siempre estuvo latente en Peter. Comenzó a practicar skateboarding y ciclismo desde los cinco años de edad y, pese a que nunca llevó cursos de arquitectura, se desenvuelve con soltura en softwares como Autocad, Lumion, Skechup, entre otros. Este constituye su principal herramienta de trabajo para el diseño de parques deportivos.

“Aunque la carrera que estudié no está enfocada en el diseño arquitectónico, las herramientas básicas para mi futuro las aprendí en Senati. Yo no soy ingeniero ni arquitecto, pero las sólidas bases de mi educación y sobre todo la disciplina que me inculcaron apenas salí del colegio fueron primordiales para seguir cosechando logros. En las aulas senatinas me hicieron tomar conciencia sobre la importancia de la precisión y la constante actualización. Eso lo volqué a mi máximo interés: los deportes”, asegura Henningsen.

Durante una extensa conversación, Peter nos cuenta sobre sus primeros días de clase en SENATI. Recuerda que, por aquel entonces, existía una sede de nuestra institución al interior del colegio militar, Leoncio Prado. “Mi papá era egresado de esa escuela, así que apenas le conté que ahí mismo quedaba la sede de SENATI, se emocionó”, añade Henningsen.

“Desde mis primeros días en SENATI ya me encontraba trabajando directamente con la maquinaria. Para mí fue casi surreal poder ver de primera mano los tornos. Me enseñaron, posteriormente, Diseño Técnico, ese curso significó la base inicial para que yo pueda idear skate parks y hacer sus planos”, recuerda Henningsen.

 

EL NEGOCIO DE LOS PARQUES

La historia de Peter con los skate parks empezó casi por casualidad. Él, había regresado a Lima en el año 1995, tras haberse especializado en un tipo de mecatrónica, en Suiza y se encontró con una ciudad donde escaseaban los espacios deportivos. Relata que, por aquel entonces, los skaters limeños se veían obligados a improvisar rampas en terrenos o las calles a fin de practicar este deporte. Es por ello que, poco a poco, fue formando un pequeño grupo de deportistas y activistas que querían ver a su ciudad llena de skate parks.

“Ser skater en Lima era muy difícil. Un día hicimos un plantón en Miraflores para reclamarle al alcalde que abra más parques deportivos. El alcalde Fernando Andrade de  Miraflores nos dio el encuentro en el Parque Salazar, le entergamos una información sobre skateparks y nos dijo amablemente:  ¿Quieren  un parque? Ok, entonces quiero sus diseños y  eso  fue exactamente  lo  que  hicimos con los conocimientos de esa época”, recuerda Henningsen.

Inicialmente,  Peter diseñó a mano planos y luego un amigo bachiller de arquitectura lo apoyó. Vió muy de  cerca el  diseño  y  la  elaboración  de su primer skate park público y aprendió todas las técnicas. Cuando presentó el proyecto, la municipalidad  aceptó  los  planos,  pero  con  algunas correcciones. Ese fue el inicio de una prolífica carrera como diseñador de estos parques deportivos.

“Esta aventura  se dió de manera natural y comencé a diseñar skate parks  para distintas  municipalidades  de  Lima  y  provincias. Recuerdo el primer plano que hice totalmente  solo ,me demoré  un poco ya que fue a mano. A partir de ahí, todo fue fluyendo de manera más orgánica“, recuerda Henningsen, quien ya tiene más de 58 parques en su haber.

Su expansión  hacia el extranjero  no fue menos  retadora. Empezó  en  Ecuador solucionando unproyecto mal diseñado. Hoy viaja  por todo el Perú  presentando propuestas, mientras  maneja la  empresa  y  el  legado de su padre junto a su familia. Y es que, así como es diestro con sus diseños, también  lo  es  con  sus  complicados horarios. Ha encontrado la manera de armar como un rompecabezas su vida, entrelazando su profesión con el tiempo dedicado para su único hijo.

“Es complicado porque lo último que quiero es ser un padre ausente, por eso, a veces uno tiene que ver la manera ordenarse y establecer prioridades. Los fines de semana siempre están separados para mi hijo. Lo llevo a practicar deporte, el ya monta. Quiero que siga mis pasos”, cuenta Peter, mientras nos muestra una foto de su hijo, Kai.

Su pequeño, de cuatro años, es un ávido deportista. No existe fin de semana o feriado en que no pase casi el día completo con Peter, en los distintos skate parks. Ha desarrollado habilidades para la disciplina que su padre promueve con concienzuda perseverancia. Casi desde su nacimiento, Kai ha respirado la adrenalina de estos deportes de acción. 

Los sueños de Peter Henningsen son grandes. A futuro espera formalizar una transnacional de arquitectura deportiva y expandir la empresa de su padre a otros países de la región. Por ahora, transita en una vida atareada en la que su hijo y el deporte le roban casi todas las horas del día. Pero él siempre le saca impuestos a su horario. Todo con tal de cumplir sus ambiciosas metas.
 

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