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El francés Nicolás Moutin vino hace dos años al Perú para tomar el mando de la empresa y fábrica de cables más grande del país, Indeco. Poco antes de su llegada, se concretó la compra de la empresa peruana, que suma 66 años de una ininterrumpida historia, por la multinacional Nexans, un referente mundial en el mercado de los cables cuya base está en Francia.

Con Moutin llegó una óptica diferente de gestión orientada al equilibrio y en base a ello ha consolidado una integración que busca poner en valor la experiencia y profesionalismo de los trabajadores peruanos, e ir asimilando los cambios tecnológicos y nuevos modelos empresariales que van surgiendo en su industria.

En Indeco hay más de 400 trabajadores y su promedio de edad oscila entre los 45 y 50 años. Moutin destaca que la empresa tiene cuadros de enorme e invaluable experiencia técnica y conocimiento de la industria, pero que no están familiarizados con las transformaciones tecnológicas ni con el manejo de habilidades “blandas”, sin contar que en un corto plazo se empezará a jubilar buena parte de su personal.

Fruto de reuniones entre Moutin, su equipo y los directivos de SENATI fue madurando una solución que beneficiaría a la empresa y a nuestra institución. Así, en la última semana de marzo se firmó un Convenio de Formación y Capacitación que está en proceso de implementación y que tendrá acciones concretas desde la segunda mitad del año.

Nicolás Moutin, quien lleva casi una década viviendo en Sudamérica por encargo de Nexans, afirma que la relación entre su representada y SENATI es larga y sólida, incluso es una importante empresa aportante.

LÍDERES: Indeco es el líder en el mercado de los cables para la construcción y minería. Además, es un fuerte jugador en el sector energía.

 

¿Qué competencias busca desarrollar en su personal a través del convenio suscrito con SENATI?

Lo que buscamos es la forma de renovar y promover un cambio generacional en la operación. Hoy tenemos un personal con más de 25 años de experiencia en la parte operacional y hay algunos trabajadores que llegan a los 45 años de servicio. Tenemos la perspectiva de jubilación de una parte importante de nuestros trabajadores y la idea es incorporar jóvenes en nuestra estructura a fin de que sean sus sucesores.

¿De qué forma se concretará el proceso que señala?

Será parte del doble efecto que tiene el convenio: vamos a potenciar el personal que tenemos y para ello hemos hecho un mapeo que detalla su nivel educativo y sus competencias. En base a esa información y en coordinación con SENATI haremos cursos para cubrir las brechas y brindar competencias adicionales a los trabajadores de Indeco, que son muy buenos, pero siempre hay un abanico de habilidades por aprender. De esa forma promovemos su crecimiento personal y profesional.

Al mismo tiempo, incorporaremos jóvenes para que puedan aprender de los operarios actuales y potenciar nuestra producción. Estamos llevando adelante este plan junto a SENATI, que es una institución referente en las carreras técnicas.

¿Cómo se realizará la inserción de senatinos a Indeco?

Evaluamos comenzar con un grupo conformado por entre cinco y diez muchachos quienes irán a las áreas de producción, operaciones, control de calidad y mantenimiento. Estas son las bases. Aún no hemos definido las especialidades que convocaremos, pero sí las posiciones que ocuparán. También tenemos claro que, entre junio o julio, incorporaremos al primer grupo.

¿Cuál considera que es el área que requiere mayor capacitación e ingreso de nuevos técnicos?

El grupo más grande de jóvenes irá a las líneas de producción, pero haremos especial énfasis en el área de mantenimiento. Esto se relaciona con la innovación tecnológica.

¿De qué forma se relaciona con la innovación tecnológica?

Estamos orientados a la digitalización y por eso hemos implementado, hace dos años, un sistema Scada (sigla en inglés de supervisión, control y adquisición de datos) que con una pantalla grande nos muestra cómo va la producción y para ello se apoya en diversos equipos electrónicos.

Actualmente, somos muy buenos en el mantenimiento eléctrico y mecánico, pero no en el mantenimiento electrónico que requiere este tipo de tecnologías. Las nuevas máquinas que tenemos y las que llegarán tienen muchos componentes electrónicos y los técnicos deben saber manejar su hardware y software. Por eso vamos a capacitar a la gente que tenemos. Esto no es tarea fácil, ya que muchos no están acostumbrados a esa tecnología y es importante desarrollar sus habilidades blandas. Es un equilibrio.

¿Algún otro eslabón clave en el que se promoverá ese “equilibrio”?

Está el control de calidad en el laboratorio, donde se hacen pruebas para ver que se cumplan las normas de fabricación de los cables. El trabajo en este campo no se limita a seguir las normas. También se desarrollan e investigan aquellos nuevos procesos, equipos e insumos que deseamos insertar en la planta.

¿Cuánto puede crecer esta alianza entre SENATI e Indeco?

Nuestra visión a largo plazo es crear un camino de excelencia en la industria de cables. Ocurre que, en el Perú, Indeco es el único gran fabricante de cables, con 400 empleados, de los cuales 300 están en la planta. No existe una oferta de especialistas en este rubro. Si mañana quiero contratar un operador de cables no lo voy a encontrar, como podría hacerlo en Argentina y Brasil. Ese es un aspecto fundamental que buscamos trabajar junto a SENATI.

¿Serían más capacitaciones o algo más complejo?

Queremos crear una escuela de profesionales técnicos, especialistas en cables, junto a SENATI y eso sería conveniente para el país y la industria, dado que así se desarrollará mayor competencia de profesionales técnicos en el rubro. Normalmente, un trabajador nuestro demora entre seis meses a un año en estar capacitado para operar una máquina. La idea es ir juntos para crear una línea de carrera. Nosotros tenemos el conocimiento práctico especializado en los cables y SENATI es el especialista en la enseñanza técnica. Nos podemos alimentar el uno al otro para buscar la forma de aplicar una escuela.

En el Perú hay un espíritu de emprendimiento muy fuerte. La gente se anima a hacer cosas y existe la voluntad de salir adelante.

¿Qué fortalezas y debilidades ha identificado en el mercado laboral peruano?

Cada país tiene su idiosincrasia y lo que he encontrado en el Perú, en el caso de Indeco, es un personal muy profesional, dedicado y comprometido. En cuanto a las reglas laborales, es cierto, hay una rigidez en el derecho laboral que no siempre ayuda a la hora de gestionar empresas e inversiones.

En cuanto al ámbito político, detecto cierta incertidumbre. Por un mismo caso un juez te puede dictaminar una cosa y otra instancia señala algo diferente. Eso dificulta la decisión de invertir a mediano y largo plazo.

¿Qué oportunidades de mejora tiene la industria peruana?

En el Perú hay un espíritu de emprendimiento muy fuerte. La gente se anima a hacer cosas y existe la voluntad de salir adelante. Es necesario dar las facilidades para que haya un desarrollo de negocios más rápido y sencillo. En cuanto a la industria, hay que tener un entorno definido con reglas claras para tomar decisiones en base a proyecciones concretas.

¿Qué recomendación les daría a los jóvenes que están formándose para entrar al mundo laboral?

Les diría que hay tres reglas para ser exitoso: trabajar, trabajar y trabajar. Eso se continuará aplicando hasta dentro de unos 200 mil años, por lo menos. Sea cual sea el cambio tecnológico que aparezca hay que tener resiliencia y por eso creo mucho en el potencial del Perú. Si bien es un momento complicado para la economía, pienso que saldremos adelante porque los casos de corrupción, que han golpeado muy fuerte al país, ahora están sobre la mesa y eso demuestra que la población es menos tolerante a esos delitos.

¿Cuánto tiempo le tomó adaptarse a vivir en el Perú?

Es mi tercera experiencia en Sudamérica. Trabajé antes dos años en Chile y cinco en Brasil, donde nacieron mis hijos. Cada país ha sido un momento diferente de mi vida que me ha dejado un legado especial. Debo reconocer que ya estaba algo cansado de vivir en Sao Paulo y eso lo noté también en mi familia porque es una ciudad que te agota. En cambio, Lima nos es conveniente porque es más agradable y segura.

Cuando visito Los Alpes, donde crecí, me aburro en menos de una semana y me doy cuenta que estoy acostumbrado al movimiento y ritmo de la ciudad.

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