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Cuando Manuel Cárdenas comenzó a estudiar en SENATI todavía estaba terminando la secundaria en turnos de noche. “Lo que encontré en esta institución no podría haberlo encontrado en otro sitio. Al postular, quedó en el puesto trece y escogió Mecánica Automotriz porque le gustaba y porque era una carrera demandada. “En la escuela nocturna, gracias a lo que aprendía en SENATI, era el número uno”, cuenta. Pero lo que no sabía en ese momento era que estudiar aquí lo llevaría a conseguir algo mucho mejor que ser el primero de su clase: a tener su propio taller. 

Nada más acabar la carrera, la institución tenía un sistema para dar empleo seguro a sus estudiantes y, por su buen desempeño, le ofrecieron un puesto en una mina en Huaraz, pero tuvo que renunciar porque estaba estudiando. A partir de ahí siguió varios caminos. Concursó a un puesto en el servicio militar, formó parte del equipo que inició el área de laboratorio y trabajó en un par de talleres. “Senatinos” nacería en 1986 tras salir del taller en el que trabajaba como jefe. 

Pero solo tenían un espacio pequeño y unas cuantas llaves. Ni máquinas, ni banco de pruebas. En ese momento, SENATI volvió a entrar en su vida. Se había creado un departamento de apoyo a la pequeña empresa y Manuel no dudó en acudir cuando lo supo. Rápidamente recibieron la ayuda que necesitaban para formalizarse y constituirse como empresa. “SENATI nos dio el empujón que necesitábamos para mejorar nuestro taller, pues ya contábamos con los clientes de confianza que conocíamos de la experiencia anterior”, explica Manuel. 

A partir de ese momento, poco a poco, con esfuerzo y buen trabajo fueron creciendo. Luego se expandieron rápidamente y se dieron cuenta de que era mejor ir lento, pero seguro. “Crecíamos tan bien que mi anterior jefe llegó incluso a ofrecer que nos asociáramos”, cuenta, divertido. 

Hoy, alumnos de SENATI van a hacer formación práctica al taller “Senatinos”. “Tratamos de enseñarles de la mejor forma posible, con una buena base técnica y tecnológica” -asegura-. Manuel cree firmemente que un buen técnico será buen ingeniero y a la vez buen doctor, por eso complementa la base sólida que esos alumnos reciben en SENATI con la experiencia real de su taller. “La tecnología en la vida de un técnico es clave, pero también es importante que se le enseñe lo pasado para tener una buena base”, afirma. 

Ahora bien, “Senatinos” no es un taller mecánico cualquiera. Ahora mismo es pionero por tener el primer banco de pruebas oleohidráulico electrónico sistematizado del Perú, por la conversión de la primera mototaxi a mototaxi eléctrica en Sudamérica y por la construcción de la primera embarcación peruana fluvial pequepeque con motor eléctrico y paneles solares. Todos estos proyectos los han desarrollado a través de Lithium, la empresa por la que canalizan sus trabajos de vehículos eléctricos. 

Sobre la filosofía de su empresa, dice Manuel que les gusta “meterse en problemas”. En cuanto vieron que la tendencia hacia las energías renovables iba en aumento decidieron subirse a la ola. “Siempre queremos seguir avanzando e ir mejorando, me da gusto decir que los que se van de aquí se llevan ese poquito de orgullo por haber estado en ´Senatinos´”, comenta. Treinta y tres años después de su fundación, este emprendimiento mantiene impecable la esencia: un taller en constante actualización y que busca ofrecer el mejor servicio a sus clientes.

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