Rapidez, latencia ultrabaja e integración ágil entre IA y Machine Learning son solo algunas de las posibilidades que la tecnología 7G hará realidad.
En tiempos vertiginosamente cambiantes, las siglas 7G, que aluden a la sétima generación de redes para smartphones, prometen una transformación aún más extrema. Podría decirse, incluso, que desafiarán la imaginación. Sin embargo, es posible anticipar algunas de las características que la tecnología 7G traerá consigo en menos de una década, comenzando por dos atributos más destacados: extrema velocidad de datos y latencia ultrabaja.
La transferencia de información llegará a ser casi instantánea, incluyendo aplicaciones de realidad virtual y aumentada, y dejando abierta una ventana por la que podrán ingresar nuevas tecnologías emergentes. Por otra parte, la latencia (el tiempo que tarda en enviarse y recibirse una señal) será todavía menor. Las evidencias de estos avances serán notorias en campos tan diversos como la comunicación en tiempo real, la siempre compleja y meticulosa telemedicina y la precisión de los vehículos autónomos.
No menos impactantes resultarán las consecuencias en conectividad masiva, pues la 7G permitirá la interacción simultánea con una cantidad mayor de dispositivos. Esto logrará, entre otras cosas, que cada vez sea más común la presencia de hogares, incluso ciudades, inteligentes. Otra consecuencia de la 7G que despertará enormes expectativas serán los niveles de profundidad que conseguirá la integración de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning, adaptándose en tiempo real a las necesidades de los usuarios
De esto se desprende un importante incremento en avanzadas medidas de ciberseguridad, capaces de proteger los datos y las comunicaciones de personas e instituciones conectadas. El espectro de posibilidades de la 7G será tan amplio que es válido decir que no habrá un solo usuario global que no se vea beneficiado por sus múltiples y repotenciadas posibilidades.