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Los artistas suelen plasmar algo único, nuevo y sumamente personal. Son atrevidos, pacientes y de una alta sensibilidad para expresar lo que los mortales no podemos decir en palabras secas o figuras sin sentido. Giovanna Roca es una artista, sus piezas de joyería son únicas y de un impacto increíble, a tal punto que ha ganado varios concursos con su talento.

Ella nos recibe en su taller, donde se siente el aroma a esfuerzo y están sus piezas, herramientas y manos. Indica que le gusta que sus obras tengan un carácter duro y expresivo. Es por eso que se nutre con el arte peruano prehispánico; los huacos, indica, siempre le traen algo nuevo a la mente una idea para una nueva joya.

Su encuentro con esta actividad y con SENATI fue algo casual; había concluido sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes como artista plástica y quería complementar su carrera pictórica con metales para integrarlos dentro de su producción bidimensional. Alguien le indicó que en SENATI daban esas clases y fue como se integró a la familia.

Ingresó en el 2000 a la Escuela de Joyería, su expectativa era algo puntual, es decir, tendría las clases que necesita para apoyar su técnica y salir. Pero eso fue imposible. Cada vez se sintió más atraída por los cursos y por la carrera de joyería. Su primer curso fue metalistería, que es la técnica de fabricación de objetos utilitarios donde aprendió a fabricar sus propias herramientas de joyería a partir de barras duras de acero. Desde ese momento ya estaba enganchada, sus manos habían tenido otro tipo de contacto para liberar su imaginación y sus lienzos empezaron a ser los metales.

“El curso nos servía para hacer herramientas, de tal forma que aprendíamos a conocer todo lo que son metales: bronce, cobre y acero. Me quedé fascinada porque yo había estudiado arte, pero no había experimentado nada con los metales. Las clases eran tan detalladas que nos enseñaban a reconocer los tipos de aceros a partir de la chispa que producen”, indica.

Al tener este contacto Giovanna continuó investigando, se dio cuenta que la carrera era compleja y retadora; habían numerosos módulos que podrían llevarla a experiencias nuevas, por lo que se matriculó en los siguientes donde ya estuvo en contacto con la materia prima de lo que propiamente es el mundo de la joyería: los metales preciosos. En ese momento, indica, se enamoró; olvidó su anterior carrera y nació un noviazgo feliz con la joyería, del cual nunca más se separó.

En su taller todo tiene un orden, Giovanna sabe dónde está cada herramienta. Los bocetos de sus futuras piezas las continúa haciendo a mano, el banco de trabajo da cuenta de la intensidad con la que se dedica a sus piezas. Se acompaña de música a medio volumen. Mientras nos cuenta su historia, en la radio, suena la canción de Albano y Romina, “Siempre, siempre”, que completa ese ambiente de romance vivo que tiene ahora con la joyería.

Cuando estuvo en SENATI veía cómo la carrera la enriquecía cada vez más. Muchas personas que se dedican hoy a la joyería tienen una tradición joyera, ella no. Indica que en clases veía que muchos iban a perfeccionar su técnica; ella por el contrario intentaba descubrirla. Si bien sus padres la respaldaron e incentivaron a estudiar bellas artes, en el caso de la joyería fue un mundo descubierto por ella, una hermosa casualidad, que gradualmente la envolvió en la pasión por fabricar piezas donde también expresa su arte. 

Hoy siendo pionera de su familia en este rubro quiere que luego la sigan sus sobrinos, sus hijos, y así sucesivamente. Por eso comparte sus conocimientos con ellos, quienes están ya trabajando en metales. 

GANADORA DE CONCURSOS

Ya en las clases de joyería, la instructora de la Escuela de Joyería, Bertha Jara, la incentivó a participar en el Primer Concurso Nacional de Artesanía organizado por el Ministerio de Comercio Exterior, donde presentó un hermoso pectoral, el cual fue reconocido con un premio.

“En ese momento sin saberlo ya era joyera, había aprendido a soldar, a armar, me familiaricé con el metal, dejé lo que es pintura, me introduje más en lo que es diseño”, señala. Para aquellos que no saben la diferencia entre arte y diseño, ella indica que el arte es más egocéntrico, mientras que el diseño se hace en función del gusto del público. Pero no solo aprendió diseño, sino gestión, pues en SENATI la orientaron para la creación de su propia empresa. “Me dieron todo una nueva visión, fue la etapa más bonita que he tenido en SENATI”, agrega.

A raíz del concurso se le abrieron otras puertas, no solo la invitaron a otras competencias sino también a talleres para que comparta su experiencia. En el 2005 participó en un nuevo concurso internacional donde presentó unos aretes con la técnica de cocido de hilos, también ganó. El concurso se realizó en México tras lo cual la invitaron al Encuentro de Joyeros de Zacatecas a donde asistió representando al Perú. 

“En la carrera puedes crear técnicas, la pieza que presenté en ese no llegaba a pesar ni diez gramos, me basé mucho en lo que es antigua cultura peruana. Me encanta la fuerza de sus expresiones, en especial las de los huacos Nazca. Mis piezas no son muy románticas que digamos, son más lineales, fuertes y grandes”, explica.  

Ha trabajado en talleres aprendiendo de grandes maestras como Claudia Lira y Ana Navas; también laboró para el Mincetur como consultora y capacitadora en innovaciones tecnológicas con diseños avanzados en varios Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE).

“No pensé que me iba a desarrollar en este campo, para mí ha sido gratificante trabajar con grandes maestros que tienen años en joyería y lograr una retroalimentación donde yo aprendí de ellos y ellos aprendieron de mí. Hoy sigo aprendiendo, porque estoy en constante capacitación”, señala.

Giovanna Roca también trabajó en una casa de joyas y ha dado clases; indica que suelen venir a su taller algunos artistas extranjeros a pedir asesoría y orientación respecto a la implementación de algún tipo de técnica. 

Señala que haber estudiado en SENATI fue un cambio radical en su vida en todo sentido, por lo que ciegamente recomienda a los joyeros a pasar por sus aulas. “Todos terminan estudiando en SENATI porque tiene un nivel mucho más técnico para trabajar las piezas, más orientado al diseño. Eso, además; se complementa al enfoque empresarial que te dan sus aulas”, explica. 

Curiosamente, indica que el tema de la gestión empresarial fue otra materia que le fue inoculada por SENATI; su propia empresa es motor de vida y siempre está preparándose para continuar mejorando en ese sentido. Hay una revolución en ese sentido, explica, pues en los cursos técnicos de joyería los hombres suelen ser más que las mujeres, mientras que en los de gestión de empresas joyeras, las mujeres suelen componer el 80% de la clase. 

Considerando todo lo aprendido, hoy Giovanna Roca maneja otra línea más comercial con lo cual ha incursionado en ferias artesanales y donde le ha ido muy bien. “Puedes tener una línea super artística, más tuya, pero también puedes tener una línea más comercial, eso también lo aprendí en Gestión en SENATI, porque lo artístico es para un público que va a reconocerlo pero no se vende todos los días, es más para galerías de arte. Pero igual hay que seguir viviendo”, indica. 

Cuenta que alguna vez participaba en concursos de artesanía que buscaban fabricar objetos en serie para un público masivo. Al ver su trabajo se quedaron pasmados y le dijeron: “Tu trabajo es hermoso, pero escapa a lo artesanal, sino entra en lo artístico”, cosa que lo tomó como un halago; pero que sin embargo la desalentó a continuar participando en este tipo de certámenes. 

Mientras nos muestra una cruz que fue parte de una muestra organizada por el Banco Central de Reserva hace tres años, nos indica que muchos de sus trabajos son bastante conceptuales. En efecto, el cristo de la cruz que nos enriquece la vista no solo transmite brillo, sino una sensación enérgica única.

Giovanna Roca apuesta por la calidad de sus productos, todos son hechos a mano. Ella funde el metal, hace las planchas, genera los hilos, diseña y compone. Junto a pocos talleres, el suyo cuenta con una certificación de SGS que la acredita como comprador de insumos certificados y que están bien preparados.

Es resuelta, tiene metas claras a donde apuntar su producción artística; son pocas cosas las que ‘tiene sueltas al azar. “En el ámbito profesional quisiera lograr que mis joyas sean reconocidas, es decir, que sepan que fueron creadas por Giovanna Roca. Quiero también enseñar a más personas mi arte, para que entiendan por todo ese proceso que se tiene que pasar para crear una joya. Y conservar nuestra tradición platera-orfebre. Como visión a corto plazo, deseo vender mis productos fuera del Perú”, explica mientras escoge una de las joyas que ilustrarán esta nota, las cuales toma con especial cariño para mostrarla a la cámara. No es necesario pedirle que sonría con su creación en la mano, pues está orgullosa de lo conseguido y eso también se transmite, tal como lo hace toda su obra artística.  

SENATINA APLICÓ SU ARTE EN LA RÉPLICA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS QUE SE ENTREGÓ AL PAPA

El Perú se paralizó en la tercera semana de enero por la visita del Papa Francisco I. Antes de llegar al Perú, el Sumo Pontífice llegó a Chile para reunirse con la comunidad católica de ese país. En el vuelo que lo traía a Sudamérica, el periodista de RPP Armando Canchaya le entregó una réplica de la imagen del Señor de los Milagros que fue elaborado por Giovanna Roca y otros dos destacados artesanos. La pequeña anda cautivó a Jorge Mario Bergoglio por su fino acabado y el meticuloso trabajo con el que fue realizada. El domingo 21, en la misa que ofició el Papa en la base aérea Las Palmas, tuvo la compañía de la verdaderaimagen del Cristo Moreno. La egresada de SENATI se encargó de la orfebrería de la miniatura. Una vez que recibió el tallado de madera del maestro Wilfredo Ramírez y los lienzos al óleo de la pintora Julia Salinas, Roca se encargó de cubrir la estructura e imágenes con láminas de plata pura. Los más de 20 años de experiencia de la senatina, su manejo artístico de la orfebrería y el reconocimiento obtenido en diversos concursos hicieron que fuera la elegida para elaborar una obra de arte que será exhibida en los aposentos de Francisco I, en El Vaticano.

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